domingo, 2 de mayo de 2010

A la contra



THE CABRIOLETS
La Antigua Estación, Oviedo.
Viernes 30 de abril de 2010.


En este país donde mandan la envidia y la maledicencia, resulta complicado abordar con frialdad un concierto como el del grupo que encabeza la polifacética maniquí Bimba Bosé. Uno, que ya ha podido comprobar los caprichos de cierto tipo de prensa especializada, capaz de elevar a los altares mayores a engendros del tipo Joe Crepusculo ante la aquiescencia generalizada, trata de olvidarse de prejuicios y critiqueo cuando saltan sobre las remozadas tablas del local ovetense. El primer tramo del concierto responde al cambio de formación del grupo, con la guitarra de Manuel Cabezalí moviéndose en territorios de rock bailable pero que no desdeña aristas y fuerza, con "Diamonds" como cumbre. Hacia la mitad la cosa decae un poco para volver a retomar el rumbo tras la presentación interrumpida de "Tender": "a mí también me gusta tender la ropa", le espetan desde el público. En otro lugar, pienso en Francia o en el Reino Unido, la veneración superaría a los reproches tras lo escuchado. Aquí, quienes acudieron al calor de la fashion se quedaron perplejos ante un despliegue bien alejado del couché (las guitarras espaciales de "Shinning", por ejemplo) mientras los criticones desataron unas lenguas que no pudo frenar ni el generoso bis con una muy entonada versión del "Boys and Girls" de Blur. Lo que, como mínimo, debería ser digno de respeto es plantearse crecer desde abajo, pateándose clubes de pequeño aforo. Pero, ¡ay!, están siempre quienes prefieren que nadie se salte las fronteras, que todo esté como estuvo siempre, que nadie se mueva de la etiqueta, del rol asignado. Justo todo lo contrario de lo que debería ser y donde más duele a mediocres y seguidistas. Veremos qué nos depara el futuro.
Texto íntegro. Una parte aparece en el diario "La Nueva España" del domingo 2 demayo de 2010 http://www.lne.es/oviedo/2010/05/02//909238.html