martes, 18 de marzo de 2014

Contra el muro

Crónicas de Vestuario. –
“Contra el muro”

El Real Oviedo se encontró en la agradable tarde dominical con uno de esos conjuntos prototipo de la categoría. Encerrado en su campo, creando una tupida tela de araña para enredar al contrario, de contragolpe veloz y poco interés por la posesión del balón. La Cultural Leonesa desmanteló la capacidad creativa del conjunto azul con un gran trabajo defensivo y con un once muy organizado, desbaratando las iniciativas de un equipo que, esta vez sí, tuvo mucha paciencia para afrontar el encuentro. Faltó profundidad, con un Annunziata demasiado gris y sin la rapidez de movimientos que exigía un desafío como el que planteaban los leoneses, sobre todo de un Héctor Simón muy lento y con poca confianza.

Cada vez queda menos tiempo y sólo queda aferrarse a unas esperanzas cada vez menores. El encuentro contra el Rácing de Santander, el líder la categoría dirigido por la mano maestra de Paco Fernández, sigue mostrándose como una final, pero que, con todos los puntos que se van dejando los azules, sólo parece una prueba de las posibilidades del equipo de la capital del Principado de cara a los play-offs de ascenso.

Faltó eficacia de cara al gol y eso, frente a rivales como la Leonesa, se paga. Un magnífico disparo de Susaeta en la segunda parte, con una enorme parada de Toño, mereció mejor suerte. Pero todo parecía destinado a ser un reto contra la paciencia, contra ese reloj que se empeña en marcar cada segundo como una sentencia y que, como en aquella vieja película de los años cuarenta de Rudolph Mate, “Con las horas contadas”, se empeña en oscurecer el futuro, en apretar la soga sobre el cuello de los anhelos oviedistas. Ese muro es al que se enfrenta el cuadro azul, con el paso de las jornadas cada vez más apremiante. Poco importa que el conjunto muestre mucha mejor cara, no sólo la de la paciencia sino la de la elaboración pero falta profundidad y gol.

En el fútbol hemos visto muchas batallas y muchos imposibles convertirse en realidad cuando nadie era capaz de creer. Ya sólo queda aferrarse a eso, a confiar ciegamente en que las cosas puedan cambiar. Todo parece que va a pasar por la final, la reválida del próximo domingo ante el Rácing de Santander. Una victoria sería la señal esperada para volver a creer en que el ascenso es posible.


MANOLO D. ABAD
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el lunes 17 de marzo de 2014