sábado, 16 de agosto de 2014

Aquí no hay playa



Vetusta Blues. –
“Aquí no hay playa”

“Aquí no hay playa” fue el gran éxito de un grupo de efímera fama, The Refrescos, a finales de los 80. En esa canción se hablaba de la –evidente- ausencia de mar en la capital madrileña, algo que se podía extender a Oviedo sin ningún problema para transformarlo en himno veraniego, como así sería finalmente.

No soy, precisamente, un fanático de las playas, máxime tras haber padecido un melanoma, por lo que no extraño ni añoro ese calor sofocante, la arena metiéndose por cada rincón del cuerpo o el insoportable gentío agobiando sin cesar. Sin embargo, en ese Oviedo de los prodigios delirantes, de las propuestas inútiles y de los proyectos elefantiásicos hubo un alcalde que incluyó en su programa electoral la creación en la ciudad de… una playa. Quizás influido por el himno de los Refrescos, a principios de los 90, Gabino de Lorenzo tuvo la idea. Idea que, por fortuna y a la vista de otros proyectos de dimensiones descomunales, costo superlativo y utilidad nula no vio la luz. Sirva este recordatorio para que nos vayamos preparando para todo tipo de propuestas en estas elecciones municipales para las que cada vez queda menos tiempo y que empiezan a concitar nerviosismo en las filas de muchos partidos y aspirantes.

El recuerdo de ese delirante proyecto de playa para Oviedo pone de manifiesto la escasa cobertura de piscinas municipales que existe en la ciudad, entregada con total alegría a la iniciativa privada. La masificación de la escasa oferta en la ciudad, algo digno de ser resaltado y paradójico, sí que llama la atención teniendo en cuenta que aquí, sí, no hay playa. Aunque mi querido amigo Pablo Lorenzana vaya a matarme por destapar esta anécdota, voy a aprovechar para contarla: tras ofrecer su inolvidable actuación en esa Plaza de Toros de Oviedo sobre la que la inoperante Comisión de Patrimonio sigue sin tomar una decisión, Lou Reed buscó un lugar para darse un chapuzón como solía hacer después de cada concierto. El Hotel de la Reconquista donde se hospedaba no tenía esa instalación, así que hubo que llamar al encargado de la piscina del polideportivo de Otero a altas horas de la noche para complacer a la leyenda rockera y que pudiera darse su baño.

Valga este pequeño ejemplo para, ante esos comicios municipales que se avecinan, prime la cordura y los candidatos se dejen de propuestas inútiles o estrafalarias y piensen en los múltiples retos que Oviedo debe afrontar: las nefastas circunvalaciones y accesos, el desarrollo urbanístico en la zona de la antigua Fábrica de Armas sin caer en pelotazos ni desperdiciar –como ya se ha hecho con los terrenos de la Fábrica de Gas- un amplísimo espacio donde acoger equipamientos culturales o deportivos (visto que la Comisión de Patrimonio pretende que la ruina se apodere de la Plaza de Toros, plantear la construcción de un emplazamiento alternativo, por ejemplo)… Tantas y tantas opciones que pueden transformar la ciudad en una oportunidad que no debería desperdiciarse.


MANOLO D. ABAD
Publicado en la edición papel del diario "El Comercio" el sábado 16 de agosto de 2014