lunes, 1 de diciembre de 2014

Contra el muro


Crónicas de Vestuario. –

“Contra el muro”

Transcurridas las pruebas de líderes en casa llega el momento de encontrarse con equipos correosos, ultradefensivos e incómodos. Conjuntos contra los que hay que ser efectivo, sí,  pero también imponer la propia capacidad creativa y mostrar el poderío que se espera de un cuadro como el dirigido por Sergio Egea. Sin embargo, la primera parte del encuentro contra el Zamora no se caracterizó ni por su ritmo ni por las dosis de ambición suficiente para vencer a un conjunto muy ordenado, con las líneas muy juntas, entregado al esfuerzo supremo de dejar su portería a cero y esperar que alguna escaramuza al contragolpe prosperase. Los zamoranos la encontraron con Manu Gavilán en una gran primera parte y consiguieron llevarse un enorme botín.


El Real Oviedo del primer acto no encontró el ritmo en ningún momento ni consiguió mandar en el partido. Movió el balón en busca del gol pero apenas se encontró con ocasiones. Demasiado lento, incluso por momentos algo apático ante la telaraña planteada por Roberto Aguirre. Y cuando el equipo azul lograba rematar se encontraba con un inspirado Cantero.


La segunda mitad fue completamente distinta. El conjunto ovetense empujó hasta sitiar al Zamora en su terreno. Infructuoso afán pues no era el día, como una fecha no señalada donde todo se conjuró para que la espléndida racha azul se terminara. La entrada de Borja Valle por un desafortunado Generelo dio más profundidad y la de Diego Cervero ofreció más posibilidades al ataque azul, buscando asociarse con el siempre intenso Linares. Pero los rojiblancos se mostraban como un infranqueable muro, sitiados, sacrificados en las labores defensivas, tratando de aprovechar cualquier recurso para detener las corajudas acometidas del torrente ofensivo de un Real Oviedo guiado por Héctor Font y Néstor Susaeta.


“Con audacia se puede intentar todo, mas no conseguirlo”, dijo Napoleón y esa máxima se le podía aplicar al once azul derrotado por el Zamora. Una misión imposible contra el muro. Y cuando se perforó la portería de Cantero en un remate tras un control de Linares, el árbitro López López (apellido que nos retrotrae a aquel jugador de los años ochenta que vistiera la camiseta azul) lo anuló por mano del aragonés. Nada, no había manera, era uno de esos días fatídicos en que los hados se conjuran para malograr los objetivos. Sólo queda esperar que vuelvan los días mejores y que sea pronto, cuanto antes. En un camino largo aparecen, a veces, piedras y obstáculos inesperados. Aprender de los errores es el reto y superarlos, la mayor victoria.


MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: JOSÉ LUIS GONZÁLEZ FIERROS
Publicado en el diairio "El Comercio" el lunes 1 de diciembre de 2014