viernes, 5 de diciembre de 2014

En manos del azar


Crónicas de Vestuario. –“En manos del azar”

Dice un proverbio chino que “el momento elegido por el azar vale siempre más que el momento elegido por nosotros mismos”. La Copa siempre ofrece la posibilidad de la intervención del azar, de la sorpresa, aunque el formato a doble partido se empeña en negar las sorpresas que pueden darse en lo que debería ser el ejemplo a seguir: la F. A. Cup -la Copa de Inglaterra- donde las eliminatorias previas se suceden a un solo encuentro en el terreno del rival de inferior categoría. Quizás por eso, ninguno de los dos equipos pareció excesivamente preocupado por dejar transcurrir un primer acto sin apenas incidencias reseñables. La Real Sociedad no quería, envuelta en un ritmo cansino a la espera de un zarpazo que no llegó; el Real Oviedo reducía su entusiasmo a las tareas de contención y cuando superaba la mitad del campo no se atrevía a desplegarse con la fe y la alegría con la que lo hace en el torneo liguero.


La segunda parte, en cambio, transitó por el terreno de las emociones, que en Copa siempre suelen ser fuertes. La entrada del canterano David González en lugar de Diego Cervero brindó mayor entusiasmo que acabó por contagiar hasta al casi siempre gélido Josep Señé. 



El conjunto guipuzcoano trataba de seguir durmiendo el partido, que las emociones no se desbordasen, que el ritmo no existiese y que, quizás también entregándose al azar de una jugada o una falta aislada, rematar la faena con un gol de valor doble que no llegaría a pesar de las ocasiones de Hervías –canterano del Sanse-  y por dos veces Finnbogasson, el decepcionante punta que había llegado con la vitola de máximo goleador de la pasada Liga holandesa y sólo demostró torpeza, además de llevarse la “tarjeta del tonto” por una absurda y reiterada protesta. Por la parte azul, espoleados por el alimento de la grada y con las ganas del meritorio, tuvo la suya en una pugna de Omgba que acabó con el jugador azul víctima de un claro penalti que el mayor de los Teixeira Vitienes no quiso ver, en esa tradición de la escuela sueca de eludir cualquier jugada polémica en las áreas.


Nos encontramos así con un partido de vuelta en las manos del azar para conseguir una sorpresa o bien que se imponga la lógica, el valor de una ciencia que supone la victoria del más poderoso, el conjunto txuri urdin. Del lado azul queremos agarrarnos a las palabras que un día pronunciara Luis Buñuel: “La ciencia no me interesa: Ignora el sueño, el azar, la risa, el sentimiento y la contradicción, cosas que me son preciosas.”. Por su parte, los donostiarras, pretenderán hacer suyas las de Voltaire: “Azar es una palabra vacía de sentido, nada puede existir sin causa”. En quince días saldremos de dudas, mientras soñamos con que alguien tome el relevo de Santiago García Barrero en los 80 y ese torneo que tantas sensaciones amargas ha entregado al conjunto azul sea, esta vez, benévolo.


MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: JOSÉ LUIS GONZÁLEZ FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el viernes 5 de diciembre de 2014