lunes, 5 de enero de 2015

Síndrome post-vacacional


Crónicas de Vestuario. –
“Síndrome post-vacacional”

El regreso a la actividad tras las vacaciones navideñas encierra siempre muchos peligros, casi todos ellos relacionados con la concentración y el estado de forma. Un equipo correoso y batallador como el Coruxo, con una buena disciplina táctica, gran sacrificio físico y la intensidad que transmite su entrenador Rafa Sáez, representaba un importante escollo a superar.



El partido comenzó sin ritmo, envuelto en una atonía donde las guerras tácticas anulaban cualquier iniciativa de profundidad, asentados en la zona central, en muy poco espacio, como en una complicada partida de ajedrez. El once azul apenas inquietó la portería viguesa en la primera media hora, tan sólo con un disparo de Eneko y un lanzamiento de falta de Susaeta. Por su parte, los gallegos lo habían intentado nada más empezar con un remate de Mateo que detuvo Esteban. El choque transitaba por el camino que le convenía a la entrega infatigable de los vigueses, hasta que llegó uno de esos flashes que distinguen al conjunto carbayón de los del resto de la categoría. Un remate desde fuera del área de Omgba rebota en la muralla viguesa y Linares caza el balón en el punto de penalti para acabar con su mala racha de tres partidos sin anotar. Los gallegos protestaron un posible fuera de juego, mientras la asistente Beatriz Gil salía disparada hacia el centro del campo (no así el dubitativo y excesivamente meticuloso árbitro López Puerta). Y eso fue todo: lo más insulso que el Real Oviedo ha ofrecido a su público en toda la temporada. Sólo los destellos de un Héctor Font que se convertiría en la segunda mitad en el mejor hombre del equipo –en conexión letal con el implacable Linares- animaron un poco el choque.



La segunda parte mostró a un Coruxo tratando de desplegar sus líneas, pero incapaz de crear peligro. Tan sólo en un disparo de Ángel en el minuto seis. Los gallegos dejaban más espacios, pero el once azul no terminaba de cerrar el encuentro. Se intuía un nuevo gol, pero los carbayones no terminaban de conectar entre sí ese último pase final. Hasta que en el minuto cuarenta y uno, una combinación de libro iniciada en el centro del campo por el canterano de origen brasileño Allyson tras un gran control, seguida por el excelso Héctor Font y culminada dentro del área algo escorado a la izquierda por Josep Señé dejó sentenciado el partido a salvo de cualquier contingencia o azar.



Culmina el Real Oviedo una primera vuelta sensacional, con catorce (¡catorce!) victorias, cuarenta y tres puntos y cuarenta y cuatro goles. Registros espectaculares, que se completan con el liderazgo goleador absoluto en la categoría de Linares con veintiún tantos y en las asistencias donde Susaeta, Héctor Font y Sergio García también encabezan lista. Pero todo esto son sólo los apuntes de la mitad recorrida de un camino que debe conducir al principal objetivo, por encima de cualquier otro: el ascenso. Tenerlo tan claro y saber manejarse en lo que va a suponer –sacrificio, paciencia, unión de todos- es lo que puede llevar a los azules a ello. “Las grandes mentes tienen objetivos; las demás, deseos”, afirmaba Washington Irving, y a ello se ha agarrado este equipo desde el principio. A un objetivo que no debe quedarse solo en un deseo.

MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: JOSÉ LUIS GONZÁLEZ FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 5 de enero de 2015