lunes, 30 de noviembre de 2015

Vuelta al infierno del Arcángel


Crónicas de Vestuario. -

Vuelta al infierno del Arcángel”


Hay lugares, hay situaciones, hay personas que, se haga lo que se haga, quedan marcadas por la fatalidad. Regresaba el conjunto azul al inicio del periplo más horrendo de su historia, al campo donde se plasmó un descenso que luego se transformaría en una segunda claudicación y que llevó al Real Oviedo a unas catacumbas que todos quisiéramos olvidar. Un infierno que pocos mencionaron en los prolegómenos, aquella triste tarde de junio de 2003 donde los azules comenzaron una penitencia inmerecida, un período de tormentas, de guerra civil, de bajezas y de heroicidades, de contrastes sólo definibles como pasión en todos sus extremos. En los buenos y en los malos. 
 
El Arcángel es un escenario infernal para el oviedismo, donde podría levantarse una segunda estatua al Ángel Caído, como la que se erige en el Parque del Retiro, cerca de la magnífica rosaleda donde se pueden disfrutar todos los colores de la naturaleza representados en unos deliciosos rosales. Las rosas azules representan confianza, afecto, fidelidad y reserva, aunque también se pueden regalar a esa persona única, especial e imprescindible, además de revelar como alguien misterioso a quien las regala... Y un misterio grande, muy grande, es cómo el Real Oviedo dejó escapar vivo a un Córdoba que será líder pero que no mostró nada reseñable excepto en sus dos remates -el segundo en un clamoroso fuera de juego- para justificar su posición en la tabla.

El once de Sergio Egea llegó al partido indolente y despistado, en una situación que se ha repetido demasiadas veces esta temporada y sobre la que debería de haber un toque de atención por parte del cuerpo técnico. El choque se tiró en esos minutos y de poco sirvió llevar el mando en el resto, con dos goles abajo, con líneas muy separadas y con jugadores contemplando la luna de Valencia en la noche cordobesa de patios decorados. Un infierno del que nadie quiso hablar y que revivió frente a un conjunto verdiblanco mediocre y que encontró en el desastroso trencilla cántabro Arias López al aliado perfecto para finiquitar un increíble resultado a la vista de sus nulos méritos. Cuando se choca contra un juez que detiene un contraataque de los visitantes ante la caída de un contrario -Víctor Pérez- que permaneció en el suelo mientras sus propios compañeros seguían el ataque sin tirar el balón fuera, descubres que todo está perdido. Sólo queda retrotraerse al doble fuera de juego del segundo gol de los andaluces y saber que en el infierno del Arcángel sólo tocaba penar una vez más, doce años y medio después.

MANOLO D. ABAD
Foto: J.L.G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el 30 de noviembre de 2015