lunes, 25 de abril de 2016

Un pozo sin fondo


Crónicas de Vestuario. -

Un pozo sin fondo”


Aquí tenemos el resultado de la política de paños calientes: un ridículo monumental y el desperdicio continuado de las opciones de ascenso. Se abría la posibilidad de mostrarse fuertes, contundentes, en los dos partidos de casa para asaltar ese ascenso que con tanto ahínco se había perseguido hasta hacía un mes y medio, pero no. El Huesca volvió a desnudar a un equipo convertido desde la llegada de David Generelo en un conjunto sin recursos, una verdadera y triste caricatura de lo que fue, un caos táctico, sin un plan de juego, sin penetración por bandas, nulo ofensivamente y de creación predecible. Un auténtico desbarajuste colectivo, un once en estado catatónico, incapaz de reaccionar al estímulo de la grada, sumido en un limbo de pases inútiles en el centro del campo, jugando a un ritmo desesperadamente lento, presa ideal para cualquier equipo que se enfrente a él. 

No se podrán quejar quienes llaman a la unión de los aficionados oviedistas que trataron de insuflar ánimos en todo momento pero ni siquiera la predecible llamada a la épica funcionó. El recurso a tres delanteros, a encerrar al Huesca en su propio campo a base de fuerza y testosterona con la salida de Linares y Cervero a mediados del segundo acto tampoco funcionó. Se había desperdiciado un valioso tiempo en tontear en el centro del campo, con movimientos previsibles, negando las bandas como si el discurrir por estas pudiera traer consigo alguna clase de contagio maligno. Y así, claro, poco se puede hacer en ataque, salvo el recurso del patadón al área donde, incluso, hubo oportunidades de anotar, tal es la capacidad de Toché cuando se ve cerca del gol.

Lo visto en esta nefasta tarde es un libro abierto que -ya que se conmemoraba ayer precisamente el Día del Libro- deberían regalárselo a quienes deben tomar decisiones: cuando hay un cáncer, lo mejor es extraerlo, sajar. No andarse con paños calientes, porque lo que nos podemos encontrar es un espectáculo tan lamentable como el ofrecido ante los discípulos de Anquela. El equipo que entrena, siempre a puerta cerrada, David Generelo parece viajar en piloto automático hacia ninguna parte, sin ideas, sin rumbo, sin alma, sin pasión, sin cerebro. Celebrábamos el aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes y quizás muchas de sus grandes palabras puedan orientarnos en estos momentos de gran desdicha, de ver cómo se tira a la basura con tanto desparpajo todo lo que se trabajó en muchos meses. “La senda de la virtud es estrecha, y el camino del vicio, ancho y espacioso”, escribió el insigne autor del Quijote. Parece muy complicado reconducir esta nave y, mucho menos, a través de quienes ya han demostrado a las claras su incapacidad para llevar al once azul, convirtiéndolo en una oscura sombra del equipo que había deleitado a la sufrida afición azul. Parafraseando a Cervantes, de nuevo (la ocasión lo merece): “La falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose, de modo que cuando las gentes se dan cuenta del engaño, ya es demasiado tarde”. Aún quedan siete jornadas para enmendarse.

MANOLO D. ABAD
Foto: J.L.G.FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el domingo 24 de abril de 2016