lunes, 10 de abril de 2017

Extraña comodidad


Crónicas de Vestuario. -

Extraña comodidad”


La espléndida tarde de primavera se presentaba con los mejores augurios. Por la mañana, el Vetusta se imponía con orgullo, valor y garra al filial del rival eterno, sacando sus mejores virtudes tras la temprana expulsión de Asier en el arranque del segundo acto y rubricando un choque de la máxima por un 0 a 1 para la esperanza, que mereció ser mucho más amplio.


Arrancó vertiginoso como casi nunca en esta temporada el partido y Toché volvió a mostrar quién es. Nadie diría, al contemplarle horas antes, bien temprano en la mañana, paseando junto a su mascota, con aire distraído, por el Campo San Francisco, que se trata de una especie en vías de extinción o, al menos, buscada desespradamente: la del goleador natural o, como se decía hace años, nato. Un killer nato que no acostumbra a perdonar ni una y que, si es necesario, se la fabrica él solo, a lo Juan Palomo, como en este encuentro ante el UCAM Murcia. Huele un balón alto que rompe a la defensa rival, lo observa, se sitúa, controla, avanza y remacha. ¡Gol! Con zarpazos así, quién necesita más juego. Partido resuelto y a deslizarse por los minutos ante un inoperante conjunto murciano. Otros quizás hubieran machacado, pero los de Hierro son como ese ciclista que ahorra fuerzas para el momento decisivo que aún no se sabe si llegará, pero que se espera con ansia por todos. Primer acto resuelto.


La segunda parte se la entregaron a los murcianos y éstos no supieron qué hacer con ella, más que someterse al abrazo de brusquedades absurdas mientras trataban de progresar metros en una versión rugby del fútbol que tantas veces hemos tenido que soportar. Finalmente, su propia desesperación generó los huecos y el once azul resolvió con comodidad, con una extraña comodidad, un choque no menos raro. Quizás sea la dinámica de la categoría, o la propia trayectoria de un Real Oviedo que se ve sólido y avasallador en casa en la misma medida en que se ha mostrado demasiadas veces lejos de su feudo timorato, blando e inseguro.


Se aproxima el momento de la verdad y ya va siendo hora de que algunos jugadores comiencen a espabilar, a redondear sus actuaciones. Se observan flaquezas como en el apático Saúl Berjón que sólo ofrece discontinuas gotas de su incontestable clase o en un Michu al que delató un flojísimo remate en un balón que, en otros tiempos, habría resuelto con garantías. Sólo queda esperar su mejoría y la del equipo ante los grandes retos que se muestran en el horizonte. Decía el empresario estadounidense Lee Iacocca que “quien no se desafía a sí mismo, se apoltrona”. Tiempo es de aplicarse esas palabras del creador del Ford Mustang y embarcarse en este desafío a nueve jornadas y, quién sabe, un playoff.

MANOLO D. ABAD
Reportaje fotográfico: J. L. G. FIERROS
Publicado en el diario "El Comercio" el lunes 10 de abril de 2017