lunes, 17 de abril de 2017

Una imagen vale por mil recuerdos


Vinilo Azul. -
Una imagen vale por mil recuerdos”

Miguel Fuentes, quien fuera guitarra de The Amateurs, me manda un whatsapp preguntándome si tengo una entrada de su concierto-presentación de su primer álbum “Los clubs han cerrado” en la Santa Sebe. Junio de 1989. Al parecer, Yolanda Lobo está preparando un libro sobre la legendaria sala ovetense y no encontraba nada de ese concierto que, vista la trayectoria posterior de los ovetenses, marcó una época. Lo encontré. Y por partida doble: entrada y flyer.

Fue destapar imágenes, entradas de conciertos, fotos, y la memoria obró el resto. El camino transitado, las experiencias vividas, todo lo aprendido en esas vivencias en la carretera. ¡Cuánto aprendí! ¡Cuánto me enseñaron esos Amateurs con los que recorrí en furgoneta y hostales toda la geografía española! ¡Cuánta buena gente conocí! A finales de los 80, principios de los 90 no podíamos hablar de un circuito estable de conciertos, por mucho que a esos que miran por encima del hombro y escriben igual o peor, se les llenase la boca en sus lamentables artículos con aquello. Había que estar sobre el terreno, comprobarlo, vivirlo. Y uno tuvo esa suerte gracias a esos amigos, a quienes conservaré siempre en mi corazón, a esos The Amateurs que, tras el paso de los años, se han convertido en un nombre capital para entender el rock en Asturias. Ellos se arriesgaron a salir más allá del Pajares. No se conformaron con hacer caja dentro, arriesgaron, y hoy se recuerdan sus actuaciones por todo el país como algo único y especial de una época en la que brillaban nombres como Cancer Moon, Los Clavos, Lagartija Nick, Pleasure Fuckers, Vancouvers, Sex Museum, Las Ruedas o Los Deltonos.

Vuelvo a Yolanda y su libro. Animado por la búsqueda, encuentro un puñado de fotos, de carteles y demás pasquines promocionales de otros conciertos en la Santa. Las dos fiestas de mi programa de radio “Club Alternativo” con bandas magníficas de la época -finales de los 90- como Zombi Zú, Feedbacks, Mamy Carter, Heartbeats, Soviet Sister o Sangrientos -con Paco Loco al frente- que, generosamente, se sumaron a la fiesta. Momentos inolvidables como un postconcierto con el grandioso Javier Corcobado tras una impresionante actuación de Corcobado+Manta Ray (juntos cuajaron uno de los grandes discos del rock español “Diminuto Cielo”) en el que acabamos viendo amanecer tras la verja del local. O un cumpleaños mío con Steve Wynn firmando hasta que le dolió la mano -la discografía propia y la de Dream Syndicate era amplia- que remachó con otra actuación inolvidable. Tantas y tantas imágenes que luchan por arremolinarse en la mente, en el zurrón de los grandes recuerdos. El homenaje a Alberto Toyos, con los dos Amaral hablando de los Church y de los Echo & The Bunnymen, de música, para constatar lo auténticos que son, por encima de los prejuicios.

Espero que Yolanda Lobo plasme ese libro. Y que, cada una de las entradas, de los flyers, de las fotos, pueda levantar un registro de la memoria en cada uno de los que pasamos por allí y disfrutamos de inolvidables noches de música en vivo. De esa vida que nos negamos a que sea cercenada por la gentrificación y los bizarros intereses de extrañas asociaciones que no representan a nadie más que a ellos mismos y su ego carpetovetónico.

MANOLO D. ABAD
Publicado en el suplemento "D-Oviedo" del diario "El Comercio" el domingo 16 de abril de 2017